En desarrollo. Este fenómeno, con el enfriamiento del mar, ha ocasionado lluvias de mayor intensidad en regiones como San Martín y Ucayali. En tanto, en la Costa genera mañanas frías y escaso brillo solar. Senamhi y Enfen monitorean su progreso.
Oficialmente el verano empezó el jueves 21 de diciembre. ¿Se ha preguntado por qué no se nota el cambio de estación?, ¿por qué las mañanas no empiezan con brillo solar como en otras temporadas?, ¿por qué todavía se perciben frías? Todas estas interrogantes tienen una respuesta.
Para este verano 2017-2018, a diferencia de otros años, no se esperan días extremadamente calurosos a lo largo de toda la costa peruana, según ha pronosticado el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) debido a la presencia del fenómeno La Niña.
"El mar del litoral peruano (ver infografía, región 1+2 del Pacífico), se encuentra con temperaturas ligeramente más frías de lo normal. Esto condiciona que tengamos cielos más cubiertos (nublados) en la costa, con algunas lloviznas y que en el transcurso de las horas se despejen. Son las manifestaciones típicas de este evento", explica Grinia Ávalos, meteoróloga del Senamhi.
Ya el 14 de diciembre pasado, mediante un comunicado oficial, la comisión encargada del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen) informó que cambiaba su condición de "vigilancia de La Niña costera", al de "alerta", confirmando así la presencia del fenómeno en la costa peruana.
En este momento, la zona más fría del Pacífico Central es la región 3+4 (ver infografía). Que el mar en la zona central del continente se mantenga así sí interesa al Perú por lo siguiente: "Si el mar sigue enfriándose en el Pacífico Central, repercutirá en nuestro país con más lluvias en la parte alta de la sierra y en la zona amazónica", explica la especialista.
Ahora bien, el hecho de que la región 1+2 del Pacífico, la más cercana al Perú, esté menos fría que la 3+4, repercute en una sensación de menor calor para los que viven en la costa.
Para tener una idea: el Senamhi estima que en los meses del verano Lima experimentará, por ejemplo, temperaturas mínimas (en la madrugada) alrededor de los 20 °C, y máximas (en la tarde) de 26 °C, posiblemente con mayor nubosidad que lo usual, cuando lo habitual es que en esta temporada la temperatura en la capital oscile entre 23 °C y 27 °C.
"En un año normal ya deberíamos tener a esta fecha días más soleados, con mayor registro de brillo solar", sentencia la especialista Ávalos.
Sin embargo, para los amantes del verano, el Senamhi también ha confirmado que conforme la estación se consolide, las condiciones típicas de la estación serán normales, es decir, calurosas.
Efectos de la niña
Pues bien, ¿se trata solo de una variante en la percepción de calor?
La Niña, según los entendidos, es más que eso.
Como se ha explicado, La Niña ocasiona lluvias moderadas a fuertes en las zonas altoandina y amazónica del país, es por ello que el Senamhi ya informó en su nota de prensa Nº 90 que "lo más probable es que las lluvias serán mayores de lo normal en estas regiones del país, a consecuencia del enfriamiento en el Pacífico Central".
Primeros impactos
De acuerdo con los registros, en noviembre se registraron algunos episodios de lluvias intensas en las regiones de San Martín, Loreto, Huánuco y al norte de Ucayali, donde superaron sus promedios históricos entre +60% y +100%. En particular, se registraron lluvias intensas en la región San Martín que superaron el percentil 99, equivalente a “día extremadamente lluvioso”.
Y durante diciembre, las lluvias en las regiones de Cajamarca, San Martín y Huánuco se han presentado más frecuentes e intensas que lo normal. En los últimos días, las regiones Puno y Arequipa han registrado lluvias por encima del percentil 95, equivalente a “día muy lluvioso”, reporta el Senamhi.
En teoría, en un contexto de La Niña, las lluvias en la zona de costa disminuyen o escasean, pero este aspecto no debe ser tomado como algo absoluto, más aún cuando en el Perú existen algunos antecedentes.
"En el 2008, la temperatura del agua del mar calentó en febrero, en pleno contexto de La Niña y generó algunas lluvias que fueron moderadas, incluso el caudal del río Piura se incrementó. No hemos descartado para este 2018 la ocurrencia de un evento así, porque, como hemos dicho, en la costa las condiciones de calor se irán normalizando conforme el transcurso de las semanas y por ende las lluvias pueden de igual forma presentarse", explica la meteoróloga Grinia Ávalos.
Contexto internacional
En un artículo publicado por la BBC, William Patzert, experto del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés), señala que "aunque ha sido inusual su aparición en esta época, La Niña se ha mostrado muy debilitada y no hay signos de que pueda reforzarse. No obstante habrá que esperar. El invierno este año en la región norte de Estados Unidos, por ejemplo, parece haberse adelantado y es algo que suele asociarse a este fenómeno", comenta.
Agrega también que incluso aunque se intensificara algo más en los meses venideros, sus impactos sobre el clima mundial no serían tan intensos, como ocurrió tras la activación de El Niño entre 1997 y 1998.
"Ahí siguió una activación muy intensa también de La Niña. Sin embargo, su comportamiento en los últimos tiempos ha sido muy inusual. Tras la nueva activación de El Niño en 2015 y 2016, La Niña se ha mostrado especialmente débil. Se está comportando de una forma muy atípica, así que hay que tener mucho cuidado en pronosticar cuál será el impacto este año. Al menos, por ahora, La Niña ha comenzado tarde y muy débil".
Países como Ecuador y Colombia ya sienten los primeros impactos de un temporal lluvioso en la zona alta de sus territorios, donde en más de una localidad se han registrado inundaciones.
Lo positivo en Perú
Sin duda, las lluvias para la sierra sur y la Amazonía son un aspecto positivo que trae La Niña.
Según la especialista Grinia Ávalos, del Senamhi, este fenómeno garantiza el recurso para riego de campos de cultivo en estas regiones del país que, a diferencia de los últimos dos años, se caracterizaron por tener ausencia de lluvias, lo que repercutió en la producción agrícola.
Fuente La República.