Hace 33 años, Cusco fue una de las ciudades privilegiadas con la visita del papa Juan Pablo II, Karol Józef Wojtyla. Durante sus actividades el artesano Antonio Olave, creador del famoso “Niño de la Espina”, regaló al santo padre una réplica de su obra.
Vito Olave, hijo del artesano reconocido, recordó el recorrido del sumo pontífice hasta su arribo a la explanada de Saqsayhuamán, a donde habían llegado miles de feligreses.
“Cuando mi padre se enteró que el papa llegaría a Cusco, tomó uno de los moldes de maguey que tenía y trabajó 9 meses para los acabados, cuando terminó se lo entregó al papa y el papa se hincó con la espina del niño, luego de eso le dijo a mi papá que él ya tenía muchos niños en Italia y que mejor ese niño se quede en casa para proteger a mi familia”, contó.
Dijo que antes de devolverlo al maestro Antonio Olave, el papa bendijo al Niño de la Espina y desde ese entonces fue llevado a muchas partes del mundo como parte de las exposiciones artísticas de la familia Olave.