La historiadora Maritza Villavicencio, tras una investigación de años, ha publicado su segundo libro titulado “Mujer, poder y alimentación en el Antiguo Perú” cuyo propósito es visibilizar los conceptos femeninos que supieron idear y construir las antiguas sociedades peruanas, así como identificar los ejes que les procuraron su posicionamiento: alimentación, producción textil, taumaturgia y reproducción.
Una de las novedades que presenta la obra, promovida por la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología de la USMP, es la propia interpretación que hace la autora de la prehistoria de Occidente con relación al concepto de lo “sagrado femenino”. “Hace seis mil años se inició el proceso adverso de las mujeres en Occidente. El tema es que estamos acostumbrados a que nuestra historia y nuestra realidad sean examinadas, discutidas y hasta debatidas por colegas extranjeros, pero no ocurre a la inversa”, se señala en la investigación.
Precisamente, el primer capítulo permite verificar desde edades muy tempranas, la existencia de diosas en sociedades europeas, euroasiáticas y africanas. Al igual que en los Andes la divinización del cuerpo femenino fue el paradigma simbólico de las diosas prehistóricas, así como el sustento del empoderamiento de las mujeres en los albores de la humanidad.
El segundo capítulo presenta un panorama de la realidad femenina incaica y pre inca, analizando su relación con el poder. Por ejemplo, cuestiona si era el Inca la única y máxima autoridad del Tahuantinsuyo. Basándose en crónicas de Murúa, Huaman Poma y Garcilaso pone en discusión la posibilidad de un cogobierno entre el Inca y la Coya (esposa), donde en igualdad de condiciones, esta última incluso tenía autoridad política sobre territorios e instituciones, en las que no podía interferir su esposo.
Villavicencio comenta que las mujeres preincaicas no han constituido un interés central en las investigaciones históricas, sino la arqueología con sus impresionantes hallazgos. Para la autora los descubrimientos de representantes poderosas como la Señora de Cao perteneciente a la cultura moche o la Dama de la Máscara de Huaca Pucllana no han servido para discernir las relaciones entre ambos sexos.
El tercer capítulo está dedicado a Urpayhuachac, la diosa de los peces del mar y de las aves marinas, y a sus hermanas las diosas Ñamca, quienes expresan y resumen el paradigma femenino religioso andino. El capítulo final propone la Ruta de las Diosas Ñamca un circuito turístico cultural que innova el turismo peruano, contribuye a la puesta en valor de los sitios naturales y arqueológicos que testimonian la presencia femenina.
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