martes, 26 de diciembre de 2017

Huaylía: Color, baile y canto para Niño Dios

Navidad. Residentes apurimeños y chumbivilcanos recorren las calles del Cusco para pedir buen año agrícola y para agradecer el nacimiento de Jesús.

Centenares de residentes apurimeños se concentraron en la Plaza Mayor de Cusco para celebrar con cantos y alabanzas el nacimiento del Niño Jesús, tradición conocida como Huaylía, que se realiza en la Ciudad Imperial desde hace 22 años y cada 25 de diciembre.

Distinguidos por sus trajes típicos que representan a pastores y agricultores, los hijos de las provincias apurimeñas de Antabamba y Grau ingresaron a la plaza principal para derrochar sus costumbres andinas ligadas con la fe católica en agradecimiento al salvador y para solicitar sea un buen año agrícola, con abundancia de productos.

Lejos de la tierra natal, pero unidos por la fe, los pobladores celebraron ayer con cantos como en casa.

“Son las damas que con sus armoniosas voces le cantan al Niño Jesús. La Huaylía es como el aleluya andino o una especie de villancicos que se entonan en mi tierra”, explicó Aurelio Alejo, residente antabambino en Cusco.

La comparsa es encabezada por los encofrados o mayordomos. Ellos llevan en sus brazos una cuna acolchonada de granos de maíz, habas y cereales que simbolizan la abundancia, donde reposa el Niño Dios. 

Tras un extenso recorrido a puro zapateo y cánticos, los residentes de Apurímac se retiran a un local de esparcimiento donde continuarán con su tradicional fiesta. 

BAILE Y TAKANAKUY

Los pobladores de la provincia cusqueña de Chumbivilcas también participan de la Huaylía. Luego de recorrer las calles del centro y hacer un alto en el templo del Qorikancha, enrumban hasta el distrito de San Jerónimo, donde continúan con las celebraciones que concluirá con el tradicional Takanakuy, rito en la que las personas suelen arreglar sus viejos conflictos a golpes.

Fuente La República.