El suicidio de dos familias en Puno no solo creó conmoción, también indignación al saber que los padres primero mataron a sus hijos y luego se envenenaron ellos.
Ángel Quispe Quito y sus tres hijos fueron hallados muertos en la Urb. Aeropuerto de Juliaca. Se supo que la madre de los pequeños falleció recientemente.
Para la psicóloga forense y docente de la Universidad Católica San Pablo, Lisha Galagarza Pérez, probablemente el viudo siente lo mismo que muchas mujeres entrevistadas, creen que suicidándose sus hijos quedarán desprotegidos y expuestos ante una sociedad cruel.
"Si es un padre viudo está tomando un doble rol, entonces él sabe que ese hijo dependería de él y que si lo deja lo coloca a merced de una vida dura. Como no soporta su situación decide que deben morir los dos", explicó la psicóloga.
La especialista considera que existe una visión equivocada de lo que es protección a los hijos. En el otro extremo, también se puede hablar de un rechazo escondido hacia los menores de parte de los padres. Eso los impulsa a querer acabar con las vidas de sus primogénitos. Inconscientemente los rechazan.
En el segundo caso de Juliaca, el progenitor Adrián Condori Huaricallo (47) mató a su hija dándole veneno para luego tomar el mismo brebaje y morir junto a la menor de tres años.
Contrario al primer caso, Adrián vivía con su pareja e hija pero sostenían constantes discusiones debido a problemas económicos.
Para Omar Beltrán Jibaja, psicólogo terapeuta y funcionario del Ministerio de la Mujer, coincide con Galagarza. Afirma que los padres pueden quitarle la vida a su vástago porque ven un entorno adverso: falta de dinero, violencia, enfermedad, entre otras. Temen por la seguridad del menor. Allí surgen frases como "Prefiero que muera a que sufra".
Beltrán recordó que cuando se produjo la época de la conquista española al imperio incaico, las nativas mataban a sus recién nacidos. "Hay antecedentes en la bibliografía peruana de la alta mortandad de niños. Las madres consideraban una situación muy adversa para ellos" comentó.
La realidad en casos de filicidios y posterior suicidio de los padres no ha cambiado en el fondo.
El otro lado de la moneda tiene que ver con una forma de castigo hacia la pareja por el daño causado por una infidelidad, maltrato físico o psicológico.
Dentro de los factores culturales, psicológicos y sociales las personas más propensas a cometer este tipo de actos son aquellas cuyo grado de instrucción académica es más bajo.
El factor emocional
Agentes del departamento de Investigación Criminal, especializados en Homicidios, aclaran que los infanticidios y posterior suicidio del progenitor (padre o madre) se dan por causas ligadas al factor sentimental, entre ellos. Las discusiones de pareja encabezan la lista.
En abril de 2015, la Policía Especializada investigó la situación de Carmen Sosa Rodríguez, una madre de 20 años que asfixió a su hijo porque su pareja le fue infiel. Ella no trató de matarse, más bien buscó castigar a su pareja por el daño que le había causado por su infidelidad.
Fuente La República