Carlos Canales, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), expresó la profunda preocupación de su Consejo Ejecutivo sobre la gestión de uno de los más importantes componentes de la nueva oferta turística del país: Winikunka, la Montaña de Siete Colores ubicada en la Cordillera de Vilcanota, en la región Cusco.
La montaña, según informó la ONG CooperAcción, fue concesionada por INGEMMET el 16 de marzo pasado a favor de la empresa minera Minquest Perú, cuya propietaria es la firma canadiense Camino Minerals, según la Resolución de Presidencia N° 042-2018, en el territorio propuesto como Área de Conservación Regional Ausangate.
“Al margen de que el proceso de declaración como área de conservación no esté concluido, es evidente para todos de que se trata de un espacio natural privilegiado de elevada importancia para la diversificación de nuestra oferta turística. Es absurdo prescindir de esta consideración elemental”, afirmó Canales Anchorena.
Es indudable de que Winikunka es un atractivo excepcional. La coloración de la montaña se debe a la riqueza de minerales que alberga su suelo y sólo es comparable al Parque Geológico Zhangye Dangxia en la China.
“No es posible que INGEMMET esté promoviendo hace varios años los Geoparques y que, al mismo tiempo, otorgue una concesión minera en un escenario claramente identificable como Parque Geológico. En todo caso, esperamos una precisión contundente de que Winikunka permanecerá intocado y su uso turístico sostenible, garantizado”, manifestó el titular de Canatur.
El flujo de visitantes a la Montaña de Siete Colores es creciente desde 2016 y ahora se estima en unos pocos miles. Pero esta afluencia se maneja dentro de los rangos del turismo especializado que son muy menores a los del turismo convencional.
Aunque es muy importante controlar los impactos negativos del turismo, es evidente que Winikunka ha permitido desarrollar una alternativa económica y de empleo para la población local. Recordemos que, a diferencia de la minería que tiene otras virtudes, el turismo es intensivo en mano de obra. La actitud de la comunidad anfitriona debería ser otro factor a considerar.
“Lo que sí es fundamental es la seguridad de los visitantes y estaremos coordinando activamente con nuestra asociada, la Asociación Peruana de Turismo de Aventura, Ecoturismo y Turismo Especializado (Aptae) y con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), para asegurar la aplicación de protocolos y estándares que así lo garanticen”, indicó el líder empresarial.
Efectivamente, hace sólo unos días el ciudadano coreano Kenneth Kunki Row falleció cuando se preparaba para iniciar el trekking a Winikunka. Kunki Row tenía 70 años y hacía dos años había sido sometido a una intervención cardiovascular, circunstancias que desaconsejan realizar la visita.
“Estoy seguro de que Carlos Díaz, presidente de Aptae y director de Canatur, sabrá liderar la postura inflexible de la institucionalidad privada formal en defensa de la seguridad de nuestros visitantes”, finalizó Carlos Canales.
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