Los abismos que flanquean las carreteras del sur peruano, entre el 2009 y 2014, fueron escenario de las cuatro mayores tragedias que dejaron 133 muertos en Arequipa y Cusco.
La noche del 24 de diciembre del 2009, un ómnibus se precipitó a un abismo de 100 metros de profundidad. Murieron 42 personas. El siniestro se produjo en la vía que une Arequipa con Santo Tomás, capital de Chumbivilcas, en Cusco. Aquella vez, más de una decena de niños quedaron huérfanos.
Cuatro años después (octubre de 2013), ocurrió uno de los accidentes más fatídicos del Perú. Un camión con sus 51 ocupantes cayó a un precipicio de 200 metros y terminó en el río del distrito de Santa Teresa, de la provincia cusqueña de La Convención. Nadie sobrevivió. En aquella oportunidad, se contabilizó la muerte de cuatro familias. Murieron 23 de los 33 miembros de la comunidad campesina de Chanapata y 27 niños quedaron desamparados.
En Arequipa, en marzo del 2013, un bus de la empresa Andares cayó a un abismo de 200 metros en el kilómetro 84 de la vía Arequipa – Puno. A la altura de la zona conocida como Quiscos, murieron 26 personas. Las carreteras de la sierra peruana son consideradas como las más peligrosas por la Policía Nacional del Perú.
Un año después, en mayo del 2014, en la zona conocida como la Quebrada del Toro, situada en la Panamericana Sur, 14 personas murieron luego que un ómnibus de la empresa Caminos del Inca cayera por el barranco.
De acuerdo a la Policía de Carreteras, en Arequipa hay 61 puntos críticos considerados de alto riesgo debido a que en estos se registran el mayor número de accidentes.
La República.