sábado, 31 de marzo de 2018

Costumbres que solo vive Cusco

La Semana Santa cusqueña tiene particularidades que no se pueden observar en otras localidades. El historiador Donato Amado destaca tres costumbres arraigadas en la feligresía cusqueña.

La más importante corresponde al Lunes Santo. Solo en la Ciudad Imperial sale en procesión el Señor de Los Temblores o Taytacha de Los Temblores, seguido de miles de devotos. Tras más de cinco horas de paseo por las calles del Centro Histórico, bendice a los fieles en dos masivas reuniones. Primero en la plaza San Francisco y después en la Plaza Mayor. 

"Cuenta la historia que para el Lunes Santo, todos los caminos que conducen a la ciudad del Cusco estaban repletos desde la madrugada de viajeros trayendo todo tipo de productos para venderlos y también recibir la bendición", contó Amado.

Es una tradición que empezó a mediados del siglo XVII y se mantiene viva en nuestros días. El Taytacha hace el recorrido procesional acompañado de música religiosa en quechua, conocida como canciones del barroco andino.

AZOTES A MENORES

En Viernes Santo se ponen de manifiesto -dice Amado- dos actos que demuestran la "profunda religiosidad de los cusqueños". En muchos pueblos, a las cuatro de la mañana, los abuelos o patriarcas de la familia despiertan a los menores para azotarlos.Es una forma de que los inocentes acompañen o ayuden al inocente Jesucristo, flagelado antes de morir crucificado. 

"A las cuatro de la mañana debían ayudar al Señor. ¿Cómo lo hacían? El abuelo azota tres veces a cada uno con un chicote llamado San Martín. Es la ayuda al Señor que estaba yendo al Calvario. Eso demuestra cómo en los siglos XVI y XVII logró acentuarse tanto el cristianismo que las costumbres se practican hasta ahora", precisa Amado.

Además los menores suelen madrugar para recoger hierbas en los cerros y quebradas. Las madres llevan esas hierbas "que lo sanan todo porque están bañadas con la sangre de Cristo". La tradición se conoce como Hampirantikuy o feria de la venta de hierbas curativas. Decenas de campesinas toman posesión de varias calles de la ciudad para ofrecer las plantas.

Los 12 platos

El Viernes Santo coincide también con la época del Poccoyquilla o mes de la maduración de productos andinos y frutícolas que terminan en la preparación de los 12 platos.

Las 12 platos representan la comida que habrían llevado los 12 apóstoles a la última cena con Jesús. Ninguno puede contener carne roja. La costumbre consiste en esperar el mediodía del Viernes Santo ayunando. A esa hora recién empieza el desfile de sopas, segundos, guisos y postres en casi todas las casas. Casi siempre son 6 platos salados y 6 platos dulces.

La República.