domingo, 4 de febrero de 2018

Venezolanos que sobreviven lejos de casa

José Arias cumplió 29 años el jueves. No hubo celebración. En un país extraño y sin los suyos, es imposible pensar en el festejo. Hace ocho meses José huyó de la agobiante situación económica de Venezuela. Dejó a su esposa y su pequeña hija Mariana de 5 años en el estado de Yaracuy, de la República Bolivariana de Venezuela.

No estaba en sus planes, pero tuvo que partir para buscar trabajo, que no hay en su país. Es uno de los miles de venezolanos errantes por Sudamérica que buscan sobrevivir, lo que ya no les está permitido en su país. José perdió su trabajo como agente de seguridad del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela. En sus ratos libres hacía trabajos como peluquero. "Ya no podemos vivir allí", dice José. Confiesa que extraña a su hija y esposa, pero felizmente la tecnología permite que hable con ellas todos los días.

De Nicolás Maduro no quiere saber nada. Tampoco quiere opinar de su desastroso gobierno. "Prefiero recordar que Venezuela es un país hermoso, con bonitas playas, hermosas mujeres, más nada", dice.

Desde que llegó a Cusco se ha dedicado a realizar una infinidad de trabajos. Actualmente labora en una peluquería. Cuenta con todos los permisos para trabajar. 

LA PAREJA MIGRANTE

Los esposos Francisco Pérez y Olennys Chirinos partieron sin destino definido desde la ciudad de Cumaná, capital y sede de los poderes públicos del estado de Sucre, hace más de un año. Encargaron el cuidado de sus cuatro hijos a sus suegros en Venezuela.

Hace cinco días ambos trabajan para el dueño del Salón Spa Barbería Grazzia del Centro Comercial Imperial Plaza de la calle Cruz Verde, en el centro de la Ciudad Imperial. Antes de pisar suelo peruano estuvieron en Ecuador, donde, según cuentan, sufrieron actitudes xenofóbicas. Para evitar el hostigamiento viajaron a Lima, donde permanecieron siete meses. Hace dos meses están en Cusco. "En Perú y en Cusco nos han tratado bien, nos sentimos bien", dice Olennys. 

José Arias también está agradecido con el buen trato de los cusqueños. "Me han tratado muy bien, no tengo quejas", asegura. Olennys y Francisco pidieron a los peruanos que no maltraten a sus compatriotas, como ha ocurrido en algunas ciudades. Recuerdan que Sudamérica es una sola nación. Igualmente, advierten que en los años 80 muchos peruanos huyeron de la crisis y llegaron a Venezuela. No hay que olvidar, en este contexto, el sueño de Simón Bolívar: "una Hispanoamérica unida”.

Fuente La República