"Esperamos 30 años para que el Congreso (Mundial de la Papa) se realice aquí, como hemos tenido que esperar 36 años para ir al mundial", señaló Carlos Moscoso, alcalde del Cusco en la ceremonia de inauguración del evento en la ciudad imperial esta mañana.
En efecto, el chiste de la autoridad cusqueña tiene sentido: es la primera vez en tres décadas que el CMP se celebra en América latina, todo un hito para la agronomía regional, considerando que el Perú es centro de origen del tubérculo, que hoy es el tercer cultivo más consumido del mundo después del arroz y el trigo.
"Eso nos da una oportunidad a la región y, particularmente, al Perú de tomar contacto con el mundo global de la papa", comentó a El Comercio Miguel Ordinola, coordinador de proyectos del Latinoamérica del Centro Internacional de la Papa (CIP) en el Perú.
El economista agrario se refiere al potencial de "crear un concepto mas global de la biodiversidad en papa". Es que en nuestro país existen unas 3.000 variedades diferentes de papa, entre ellas, las nativas, de colores, producidas por sobre los 3.300 msnm.
"Esta es una ventaja comparativa que hay que convertirla en competitiva", subrayó.
Para dar ese salto es clave dinamizar y atraer inversiones en procesamiento. Para ello, apuntó Ordinola, es necesario brindar facilidades mínimas en las zonas productoras, sobre todo en la sierra.
Estas van desde carreteras provinciales, energía eléctrica trifásica y agua. Sin olvidar la otra punta de la cadena productiva: el acceso a semilla de calidad y conocimiento para el manejo apropiado de plagas y e fermedades, agrega.
Cabe destacar que los productores por lo general reproducen su propia semilla, lo que deviene en la permanencia de virus, por ejemplo, en las plantaciones.
Como en otros cultivos con demanda global creciente (espárrago, palta, arándano, mango), Perú es líder en producción de papa en la región, con 4,6 millones de toneladas en 317 mil hectáreas. Le ganamos a Brasil, que produce 3, 2 millones y se posiciona como segundo. Tenemos el material genético y la sabiduría ancestral de manejo.
Para poder darle valor a esa herencia, sin embargo hay que trabajar en varios frentes: para empezar elevar el rendimiento, que asciende en promedio a 14 toneladas por hectárea. Habría que alcanzar a Colombia, que llega a unas 25.
En ese sentido, tomar en cuenta los efectos del cambio climático sobre el cultivo ayudará para lograr esta meta. El mundo científico los está investigando.
Si bien se esperan impactos variables en la calidad física, el tamaño, como el contenido de azúcar y, en general, en los volúmenes, el cambio climático abrirá la frontera de altura del cultivo.
Eso contó el doctor Marco Bindi, de la Universidad de Florencia, al referirse a los efectos globales del cambio climático en la papa. "Se espera que haya un incremento de área para el desarrollo del cultivo", dijo, sobre estudios en curso cuando alguien del público -el mismo que se rió con Moscoso- le preguntó al respecto.
El mundial de los paperos termina el próximo jueves con un taller culinario dirigido por el chef Virgilio Martínez y un recorrido por la Estación Experimental Andenes del Inia y el Parque de la Papa.
El Comercio