sábado, 2 de junio de 2018

Artesana cusqueña, madre, mujer y maestra



Martina Quispe nos recibe con una generosa sonrisa y con los brazos muy abiertos, deja por un momento los implementos que usa para sus famosos tejidos y corre a saludarnos, así es ella, simple, franca y sobretodo muy talentosa.

Esta cusqueña nació en un pequeño pueblo llamado Parobamba, perteneciente a la provincia de Paucartambo, y desde muy pequeña ha pasado toda su vida elaborando finísimos tejidos en lana de alpaca bebé, trabajos que la han llevado a conocer gran parte del mundo, donde tuvo la oportunidad de mostrar lo mucho que ha aprendido y lo mucho que valora la cultura viva de nuestros ancestros.

LA FAMILIA ES LO PRIMERO.

Antes de entrar en detalle sobre los viajes que ha hecho, los lugares que ha conocido y las distinciones que ha recibido, cuenta con orgullo que además de sus hijos, ya le ha enseñado su arte a sus nietos “tres ya saben tejer, dos todavía no porque están muy chiquititos, ni bien puedan agarrar un telar les enseñaré”, señala muy contenta.

Martina Quispe, madre de cinco hijos y abuela de otros cinco cita que para ella, lo mejor que le ha dejado el arte del tejido, es la educación de sus hijos; es increíble cómo una mujer tan singular y cultora de nuestras tradiciones, no deja de pensar en los suyos ni por un momento, citando que todo su esfuerzo siempre ha sido en pos de conseguir una vida mejor para su familia.

“El tejido me lo ha dado todo y mi madre sabía que así iba a ser, yo aprendía cuando tenía 10 años, al igual que mi mamá aprendió de su mamá y así generación tras generación, ahora hasta mi esposo me ayuda en los acabados, todo se trabaja en familia, en medio de unión, respeto y cariño”, menciona.

UNA MUJER REALIZADA.

Muchas personas pueden creer que para sentirse realizadas basta con premunirse de muchos estudios, títulos profesionales y demás documentos que acrediten su instrucción y por ende su felicidad, Martina es una clara muestra de que la dicha y el confort van mucho más allá, de que la vida trata de cómo uno se siente por dentro y con los suyos.

“Yo me siento feliz porque siento que las personas me valoran a todos lados a los que voy, dentro y fuera del país, me siento reconocida y querida por el trabajo que hago, comenzando por mi casa, por ejemplo tengo hijos que estudian en el exterior y todos los días me llaman para preguntarme si estoy comiendo mis alimentos y tomando mi mate (risas) eso es bien bonito, me siento realizada como madre y como mujer”, refiere.

SU ROL COMO MAESTRA.

Martina pasó de alumna a maestra en muy poco tiempo, comenzó por enseñarle el arte del tejido a su esposo Juvenal, para luego instruir a sus hijos uno por uno, “nunca tuve que obligarles, a ellos les nacía aprender y yo feliz de enseñarles, ahora todos tienen el tejido como un oficio más, un haz bajo la manga”.

La maestra del tejido visitó varios países en los últimos años, sin embargo recuerda con especial gratitud un viaje que hizo a México, donde la cultura es bastante similar y donde tuvo la oportunidad de dictar talleres a jóvenes estudiantes. Cuenta que todo mundo quería aprender a hacer dibujos en telar y se sorprendían cómo una civilización tan fuerte como la inca solo se expresaba a través de grafías a falta de una escritura como tal.

“Yo muestro nuestro pasado, presente y futuro a través de mis tejidos, tal como lo hacían los incas. Los tejidos cuentan nuestras vivencias, nuestra historia, nuestras costumbres y hasta nuestro estado sentimental, solo hay que saber interpretar los dibujos, los colores y el hermoso arte que nos heredaron”, finaliza.

Martina Quispe a sus 55 años no ha dejado de enseñar, ella ahora reside en Cusco y muestra su arte en el Parque Qolqanpata, donde enseña a grandes y niños de manera gratuita el arte del tejido.

DATOS:

-Una chalina le demora cinco días de confección, mientras una manta le demora cinco meses en promedio, también hace pedidos especiales y los combina con iconografía inca. Si desea contactarse puede llamr al 941 830 391.

-Una obra de Martina puede llegar a costar desde unos cientos de soles hasta miles, depende de lo complicado del trabajo y del tamaño del tejido que va a realizar, las piezas más caras (colchas) pueden costar cinco mil soles.

Diario Correo