Dos días antes de Corpus Christi, en la localidad de Ocongate (Cusco - Perú), se celebra el día principal de la festividad del Señor de Qoyllurit'i, una antigua tradición que consiste en la peregrinación de miles de devotos hasta el santuario de esta imagen, enclavado en las faldas del nevado Ausangate a más de 4,800 m.s.n.m.
Esta fiesta, de apariencia meramente católica, tiene un trasfondo bastante apreciado por sus devotos: el encuentro del hombre con sus dioses andinos y la espiritualidad sincrética que se maneja en el ande peruan}
Sucede que, a la vez de visitar el templo del Señor de Qoyllurit'i, los peregrinos consideran que su santuario en realidad es todo el ámbito circundante de éste, vale decir los picos y nevados que lo rodean, los cuales también son considerados dioses tutelares andinos, los denominados 'apus'. Es por ello que la peregrinación consiste también en la visita al llamado 'Alabado', parte del nevado Ausangate, que es escalado por los visitantes para lograr la benevolencia y generosidad del dios andino, que junto al dios católico, forma parte de la dualidad de la creencia cusqueña.
El día principal en Qoyllurit'i es una verdadera fiesta, luego de haber escalado las montañas y haber esperado la salida del sol en un ritual ancestral, los devotos, danzarines y ukukus (guardianes del Señor de Qoyllurit'i) descienden hasta la explanada donde queda el templo. La escena es simplemente conmovedora, música, baile y esfuerzo, sobre todo esfuerzo, todo a fin de rendirle tributo al Señor de Qoyllorit'i.
En total son más de 500 danzas las que participan de esta costumbre, todas pertenecientes a las llamadas naciones, que son agrupaciones de feligreses que se juntan en distintas partes de la región para peregrinar hasta el santuario; de entre las ocho naciones existentes, las más antiguas y numerosas son las de Paucartambo y Quispicanchi, cuyos miembros son de los primeros en descender de la montaña.
Los grupos son tan numerosos y los pasos de baile tan bien ejecutados al ritmo de los bombos, acordeones, trompetas y quenas, que la tierra literalmente vibra, dándole el toque de distinción y fuerza a estas naciones, cuyos integrantes mantienen la costumbre desde tiempos inmemoriales fusionando lo católico con lo andino.
Para llegar a este lugar se deben de viajar tres horas en bus desde Cusco a Mahuayani, de ahí se comienza un recorrido de cinco horas a través de un circuito de montañas, desde el lugar algunos feligreses escalan el nevado Ausangate, demorando un día entero para subir y otro para bajar, todo a pie y cargando su equipaje y ofrendas para el Señor de Qoyllurit'i.
Diario Correo.